El Condado, Santa Clara, Villa Clara, 11 de mayo del 2012. (FCP).Es evidente que la izquierda latinoamericana, ha obtenido importantes avances en la región, años después de haber sido derrotada esta línea política en su vertiente más extremista en la Europa del Este y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. En este continente casi todas las facciones se han unido en torno al populista presidente de Venezuela Hugo Chávez.
La unión de una parte de la izquierda latinoamericana, se efectúa sobre la base de un programa eminentemente antinorteamericano. Comunistas, socialistas, anarquistas y algunos grupos de socialdemócratas, han logrado alcanzar el poder en varios de los países de este hemisferio, los cuales pretenden ejecutar a ultranza un esquema anticapitalista.
El mandatario Hugo Chávez Frías, fiel discípulo de Fidel Castro, cumple con el triste papel de organizar y dirigir a un grupo de países, en una cruzada contra la verdadera democracia. La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) tiene como objetivo prioritario establecer el poder del Estado sobre la vida económica de las naciones del continente.
Aspiran los países que bailan al compás de los petrodólares venezolanos, establecer economías dirigidas por un gobierno centralizado. Esta propuesta, impulsada por Cuba, es promovida por Chávez y apoyada por la más vistosa galería de movimientos políticos de la extrema izquierda, lo cual incluye a todos los partidos comunistas.
Los marxistas cubanos gritan contra el Mercado, e incluso en los Lineamientos de la Política Económica y Social aprobada en el VI Congreso, defienden la Planificación Central, a pesar de las consecuencias catastróficas que ha significado su aplicación. El pueblo cubano, por propia experiencia, conoce que la economía dirigida no ha sido capaz de alcanzar el crecimiento.
Por su naturaleza intrínseca, las economías de mercado son descentralizadas, flexibles, prácticas y modificables. El hecho esencial en torno a ellas es que no hay un centro controlador. Este mecanismo se apoya en el principio fundamental de la libertad individual, la libertad del consumidor de elegir entre productos y servicios que compiten entre sí.
Numerosos han sido los eventos internacionales celebrados en los últimos años, que han estado influenciados de manera decisiva por corrientes ideológicas como la marxista, la cual sobrevive a sus propios fracasos. El Foro Mundial de Sao Paulo, dominado fundamentalmente por estas tendencias, reúne a las fuerzas que se oponen a la Globalización y al Mercado.
Movimientos políticos y sindicales de la extrema izquierda latinoamericana, partidos comunistas, movimiento de indígenas, piqueteros, tupamaros, sandinistas, Madres de la Plaza de Mayo, teólogos de la liberación, se unen contra la Economía de Mercado. Para ello utilizan como referente histórico a la Revolución Cubana.
Clásico error el de tomar al socialismo en Cuba como ejemplo de sistema que sobrevive, en las condiciones actuales del mundo, sin aplicar los principios de la Economía de Mercado. Para salvar “Nuestro Socialismo”, como afirman los dirigentes comunistas cubanos, se han visto obligados a ceder y a abrir espacios, aunque pequeños, a la libertad económica.
Obligados por las circunstancias, han ampliado el trabajo por Cuenta Propia, prosiguen con la entrega de tierra en arrendamiento a los campesinos, y autorizan la creación de cooperativas. Resultan inevitables por tanto, que pese a la resistencia oficialista surjan mecanismos de Oferta y Demanda, y se forme en embrión la Economía de Mercado.
Contra este sistema de gestión propio de la Libre Empresa y de la Libertad Económica, se levantan las fuerzas que en el mundo abogan por una economía socialista altamente estatizada. Olvidan el fracaso del Modo de Producción en la antigua Unión Soviética y sus satélites, como también el estancamiento de otros países que aplicaron modelos similares.
Se unen las izquierdas en el continente, que luchan contra la Economía de Mercado, y favorecen el papel del Estado como rector de la misma. Olvidan que es en el Mercado donde se combinan las dos grandes formas de libertad, la del productor que busca crear algo que una parte de la sociedad necesita y la del comprador que satisface sus necesidades y deseos.