Juan y Pedro Siguen en Frecuencia (II), Ramón Jiménez Arencibia.

El Condado, Santa Clara, Villa Clara, 27 de junio del 2012 (FCP). El acontecer diario es un tema cotidiano en las conversaciones de ambos amigos, discuten los temas más variados que van desde la política y la economía, hasta el deporte. Como hombres de a pie que son, les irritan las medidas arbitrarias que toma el gobierno, las cuales lesionan sensiblemente a la población.

Las limitaciones crecientes de la economía, la baja productividad del trabajo y la falta de ahorro, contrarios al desarrollo, están en la base del descalabro ocurrido en esta esfera. No solo la Salud, sino también la Educación sufrieron las consecuencias de una política populista, impulsada por la ideología izquierdista tan en boga hoy en América Latina.

Dialogan ampliamente sobre las irregularidades que se manifiestan en el sector de la salud, la ausencia de médicos y la escasez de medicamentos. Coincidieron los dos en que la exportación de técnicos y de profesionales a otros países, aunque signifique entrada fresca de divisas, no se realiza de acuerdo a los requerimientos nacionales.

“Mira Pedro, te hablé del deterioro en el campo de la Salud, de la crisis de valores que sufre este sector y de manera específica los hospitales. Las consultas médicas son a largo plazo, la atención en esas instalaciones es pésima y se comenta que si llevas un presente o cualquier regalito material sales complacido”.

Y continúa: “A veces escucho y veo reportajes de TeleSur y de su apéndice, la Televisión Cubana, donde se elogia el trabajo de los galenos criollos en el extranjero. Es emocionante verlos subir montañas, cruzar ríos, internarse en la selva, compartir con los indígenas del lugar sus formas de vida y curar con solicitud a sus pacientes”.

Agrega: “Para los que reciben la atención que les brindan los profesionales cubanos, que ven las instalaciones de avanzada regaladas por Cuba a otros países, consideran de verdad que somos una potencia médica. Pero Pedro, yo me río, te acuerdas de Josefa la vieja del Comité, ella lleva  tiempo haciendo gestiones infructuosamente para operarse de la vista…”.

“…y cansada de pregonar que ella es vanguardia cederista, que participa en las guardias y las rondas de vigilancia, que es donante de sangre y que participa en los actos de repudio, y aún no le dan fecha para la operación. Hasta ella no ha llegado la cacareada Operación Milagro, por eso ha colocado un cartel en su vivienda que reza Se permuta para Venezuela”.

“Ese no es el único caso, Pedro, en que se pone de manifiesto el creciente deterioro de ese sector. También en la enorme escasez de fármacos existente. Esto ha abierto el camino a la especulación y a una preocupante corrupción. La falta de valores es evidente, lo puedes observar con facilidad en la actividad comercial de muchas farmacias.”

“Juan, mi querido colega y consorte en este largo camino, a veces temo que tu verdad, que es también la mía, te pueda traer graves contratiempos”. Así le expresa Pedro, y agrega: “Tú sabes que aquí no hay libertad de expresión, ni de reunión, no permiten el pluralismo político, aquí solo existe  la dictadura de un partido…”.

“…por lo tanto lo que tú opines sobre estos complejos problemas, lo consideran los gobernantes como propaganda subversiva y tipifica dentro de los delitos de Diversionismo Ideológico. A veces nos hemos puesto dichosos de que el ejército de chivatos que asesora a la Policía Política en su labor represiva, no se haya puesto para nosotros…”.

“…Imagínate que así fuera y la Seguridad del Estado nos arrestara, viviríamos entonces los duros momentos que han pasado miles de cubanos en esas celdas inmundas. Nuestras esposas e hijas se incorporarían de inmediato al movimiento de Las Damas de Blanco, volverían a tomar las calles, exigiendo como ya es habitual la libertad para los presos políticos…”.

“…Juan, el otro día un turista europeo se le acercó a Chucho, que se las da de repentista y le pidió que en décimas le explicara cómo estaban las cosas en Cuba. Y este contesta muy risueño: Si no fuera por el Pan, el Guarapo y la Croqueta, el Cementerio de Placetas, llegaría hasta Cabaiguán”.