La Verdad que Nadie Dice Sobre Barbados I, Guillermo Fariñas Hernández.

La Chirusa, Santa Clara, Villa Clara, 4 de febrero del 2011, (FCP). El castrismo en sus momentos de mayor incredibilidad nacional o internacional acude con desespero al fantasma de Luís Posada Carriles. Un emblemático y temido exiliado anticastrista que usa métodos violentos para lograr la democracia.

La violencia política que generó, el todavía largo conflicto entre el actual gobierno de la República de Cuba y sus opositores nacionales es una reliquia de la Guerra Fría. Posada Carriles es un producto típico de la usanza de la fuerza con fines políticos, ya en pleno desuso, tras el ataque a Las Torres Gemelas de Nueva York, en el 2001.

Con el mayor de los cinismos posibles en una nomenclatura totalitaria como la encabezada por Fidel y Raúl Castro, junto a sus agoreros de la comunicación mediática, tanto dentro como fuera de la isla, estos manipulan toda la verdad. Puesto que el ejercicio de la veracidad es único y no puede ser parcializado.

Cuando la verdad como concepto es manoseada en las proporciones convenientes contra un adversario u enemigo político, entonces, simple y llanamente ya no es la realidad, es sólo una provechosa parte de esta. Por tanto, si la llevada y traída verdad no se dice, nos encontramos ante un engaño manipulatorio.

En estos momentos, se le realiza un juicio en Texas, Estados Unidos de América al ya simbólico Posada Carriles. Allí, un tribunal imparcial como le corresponde a una sociedad democrática, encausa al exiliado cubano por cuestiones de perjurio, pues, de esto si existen pruebas y no por terrorismo, donde se tienen hasta ahora meras especulaciones.

Es cierto, que alguno de los tantos grupos violentos anticastristas voló en pleno vuelo un avión de la compañía Cubana de Aviación, el 6 de octubre de 1976. En ese doloroso incidente de violencia política perecieron 73 personas, donde se incluyeron ciudadanos coreanos del norte, cubanos y guyaneses.

Los apologistas del castrismo se concentran en asegurar al mundo, que la principal motivación de este ataque fueron los integrantes del Equipo Nacional Juvenil de Esgrima de Cuba. Unos jóvenes de su tiempo, manipulados y seguidores del totalitarismo, pero alejados de la intriga política que volaba en aquel avión.

Otros procastristas afirman a todos los vientos, que se trató de una venganza, porque estos deportistas cubanos habían logrado todas las medallas de oro en una competencia en Venezuela. Y tratan de dar un matiz de impotencia malsana por parte de los exiliados respecto a sus compatriotas atletas.

Sin embargo, a los cadetes militares cubanos a finales de los años 70 y principio de los 80 del pasado siglo XX, se nos dijo otra «verdad». Eso fue en la Escuela Superior de la Contra Inteligencia Militar «Comandante Arides Estévez», según el general de división Germán Barreiro Caramé, del Ministerio del Interior, hoy defenestrado.

Unos días después, en otro coloquio esta misma «verdad» nos resultó confirmada por el también general de división Carlos Fernández Gondín, en estos momentos viceministro primero del Ministerio del Interior. Durante casi toda la primera de la década del 80, en la pasada centuria, esta «verdad» se mantuvo entre los estamentos militares de la isla.

Pero desde hace un tiempo y muy sospechosamente esta misma «verdad» ni se menciona en los predios castrenses del archipiélago. Esta significativa e incomoda «verdad», hoy es contraproducente con la imagen pacifista, que desean venderle a la opinión pública sobre el gobierno cubano actual.

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